Cachopos en Casa Mi Tía

Parecía navidad por todo lo que nos sirvió para comer y por los postres. De primero una ensalada llena de mil cosas. Llevaba pepinillos comprados en el rastro que nada tiene que ver con los comprados en un supermercado. Muy sabrosos. Al igual que las aceitunas negras. Voy a tener que pasar por el rastro a comprarlas. Llevaba de todo: Bonito, lechuga, huevo cocido, mozzarella… La novedad fue los corazones de palma. Unos troncos blancos que se pueden ver en la foto con forma cilíndrica. Al principio pensé que eran palitos de sucedáneo de cangrejo, pero estaban duros. Al probarlo te das cuenta de que es un vegetal ya que sabe a lo que es: Un tronco. Mezclado con otros ingredientes no sabía tan mal y hasta le daba un gusto. Es como un cachopo: Hay ingredientes que por separado no los comerías ni loco, pero mezclado con carne, rebozado y frito está exquisito.

Después de la ensalada nos puso gambas a la plancha. No les saqué foto porque ya tenía las manos pringosas. De todas formas eran gambas, que todo el mundo conoce más o menos. Finalmente nos sacó la fuentada de cachopos y nos sirvió uno a cada uno. A pesar de estar algo templados se podía masticar bien. Tenían un buen rebozado y la carne era muy tierna, cosa que se agradece mucho. Rellenos clásicos: Jamón y queso, y acompañados de patatas fritas. El queso, el probe, se escapó por los bordes del cachopo, aunque no en toda su totalidad, pero sí en parte. Es difícil evitar que se vaya el queso. Yo aún lo ato con palillos pero es un poco pesado luego quitarlo. Aun así fue un buen cachopo y tiene mérito hacer tantos para una comida. Sabrosos, tiernos y muy ricos.

Sin duda, un sitio para repetir, sobretodo por el ingrediente más importante que le echó y que no se va a encontrar en ningún otro restaurante: El amor de una tía a su sobrino.