El llavianu, Gijón

«Si quies quedar como un paisanu, ven a comer al Llavianu», así reza el lema de este sitio. Y razón no le falta… Menuda fartura!
Nada más sentarte te ponen un plato lleno de aceitunas, pepinillos y cebolletas. Pero un buen plato. Nunca vi algo igual. Y oye… bien ricos que estaban.

Pedimos varias cosas. Entre ellas un cachopo relleno de bacon y provolone. También calamares frescos, croquetas, pulpo a la cazuela y postres.
Bien, el cachopo es sencillamente brutal. Hacía muchísimo tiempo que no probábamos algo igual.
La carne muy tierna. Exageradamente tierna. De corte grueso y jugosa. Se corta muy bien y con muy poco nervio. Me atrevería a decir que no está amasado.
El relleno es muy tierno. El bacon no se nota y el queso, que dice que es provolone pero lo dudo, demasiado jugoso. Dudo que sea provolone pues ‘sangra’ queso… un queso muy líquido. Eso sí, muy jugoso y bueno, pero no tiene sabor a provolone.
El rebozado es crujiente y nada aceitoso. No es panko pero no tiene nada que envidiar.
Tamaño generoso. Ya viene cortado y se agradece. De muy buena digestión.
Tienen Varias tipos de cachopo y éste es el que más me ha gustado (sí, he probado varios en varias veces).
Pocas patatas pero muy buenas y la típica ensalada para adornar.
Y viene con un pequeño vasito con salsa. En este caso, es cabrales. Probé otro cachopo que lleva por dentro salsa barbacoa y en el vasito lleva una salsa de mantequilla de cacahuete que no me gustó nada.

Los calamares también están muy buenos. Se nota que son frescos. Buena textura y sabor. Sin duda, para repetir.
Croquetas pequeñas pero abundantes. Muy crujientes y muy bien de sabor. Las hay de cecina y de jamón. Probamos las dos y las dos nos ha gustado mucho.
Y otro plato que siempre pedimos cuando vamos es el pulpo a la cazuela, aunque nos gusta más llamarlo pulpo amariscado, como en otros sitios. Está bastante bueno, aunque en este plato he de decir que varía mucho el sabor y la textura dependiendo del día que se vaya. Por norma, nos ha gustado mucho todas las veces que fuimos, salvo una, que no estaba a mi gusto, aunque a los de demás de la mesa sí les gustó.

Los postres es algo que no nos gustó. La tarta de la güela, y otras tartas que son muy parecidas, las encontramos demasiado dulces y empalagosas. Tanto que no pudimos terminarlas. El arroz con leche tampoco fue el mejor que hemos comido.

Es un sitio que es mejor llamar y reservar. Hay mucha gente y viendo la calidad de la cocina, se entiende. He ido varias veces y volveré a ir sin duda. Aunque los camareros agobian un poco con echarte sidra, pero bueno, mejor que sean atentos a que no te hagan caso.