La Carbayera de Granda

Por fin he podido ir a probar el cachopo en La Carbayera. He oído hablar de él y cuando preguntaba qué tal, siempre me decían «bueno… normal». Uno de los sitios que mejor he comido las costillas, con un gran sitio para correr y jugar (no es mi caso pero siempre hay que pensar en los peques) y, como no, buena sidra. He ido a una boda ahí y solo tengo buenos comentarios. En el día de hoy no puedo decir que sea una excepción. El sitio es para ir.

Hemos pedido calamares y morcilla de león como entrante. No decía que fuera matachana y, efectivamente, no era matachana sino de León. No por ello estaba menos buena. Muy rica y sabrosa. Nos pusieron dos morcillas con su piel y alguna que otra patata. Tan solo había que abrirla por la mitad y poder disfrutar de todo su contenido. Los calamares estaban muy, pero que muy buenos. Grandes trozos, consistentes y muy sabrosos. Una época en donde los calamares nos los sirven blandos y, muchas veces, nos dan rabas por calamar, se agradeció mucho que nos sirvieran unos calamares de tal calidad. Lo hemos disfrutado mucho. Cuando volvamos seguro que volveremos a pedir los calamares, pues hemos quedado con ganas de más. No es que fueran pocos, es que queríamos muchos más.

Luego nos pusieron las costillas. Fijándonos un poco en las demás mesas podemos ver que en casi todas las mesas tenían una ración de costillas. Parece que se ponen como si fuera el pan. Y no es para menos. Muy buenas, con suficiente carne para poder disfrutar de una buena costilla. Creo que es plato obligatorio que hay que pedir si volvemos. Estaban bien hechas. Jugosas por dentro, fáciles de morder y de partir con un cuchillo. Rico, rico, rico…

Y por fin, el cachopo. Inicialmente habíamos preguntado por el tamaño. Nos dijeron que normal. Por la cara que puso el camarero ya pensamos que era pequeño. Había otro de venado con queso de cabra, pero dijo que era aún más pequeño (y caro) así que agradecimos haber pedido calamares y costillas para acompañar el cachopo.
Realmente era pequeño. Para uno, o dos si se piden más cosas, pero de calidad estaba muy bien. Rico por dentro y rico por fuera. Crujiente y bien rebozado sin llegar a ser pesado en la digestión. Se le acompañaban con pocas patatas. Sí, estaban ricas, pero eran pocas, dos espárragos y un trocín de pimiento. Relleno de jamón y queso, sin contenido exagerado pero que se disfruta en todos los bocados.
Un buena cachopo, nada exagerado ni fuera de lo común. Ya entendí los comentarios de la gente. No es un sitio para repetir el cachopo teniendo otras delicatessen en la carta millones de veces mejor que el cachopo, pero tampoco es para criticarlo. Simplemente, normal.

Los postres estaban bien. Para todos los gustos. A mi me llamó la atención el arroz con leche del Siglo XXI. Resulta que es una copa con caramelo por debajo, una capa de toffee, una capa de puré de arroz con leche, una hoja de menta, una bola de helado y una rama de canela. El arroz con leche estaba muy soso. Como si le faltara azúcar. Supongo que habría que haber removido la copa para que se fusionara con los demás sabores, y si se remueve con la rama de canela, mejor. No se me ocurrió hasta llegar al caramelo y ver lo fuerte que estaba en comparación con el arroz con leche. Es posible que sí. Si lo pido otra vez, será lo que haga. No sé si lo pediré… depende de lo que me pida el cuerpo.
Los demás pidieron otros postres: Mousse de chocolare, tarta de la güela y tarta charlota. Ricos en general.

¡Qué mala es la envidia! Estando ahí comiendo hemos visto otros platos que pidieron las mesas vecinas. Vimos un solomillo gratinado que tenía una pinta estupenda. Con un montón de queso por encima. Y también chuleta hojaldrada, o solomillo hojaldrado… no lo recuerdo bien, pero tenía una pinta…
Creo que ya tenemos excusa para volver pronto a este sitio. Creo que hay que probarlo.