Cachopo en Bar El Buchito (La Felguera)

El otro día decidimos ir a probar el cachopo que quedó cuarto en el campeonato de Asturias y una cosa quedó clara: en estos concursos prima demasiado la presentación por encima de lo realmente importante en este tema… ¡la comida en sí! Me explico…

Decidimos llamar para preguntar por el tamaño y el relleno del cachopo antes de aventurarnos porque a nosotros nos gustan los clásicos (de jamón y queso, aunque respetamos los demás) y no queríamos encontrarnos sorpresas. Nos dijeron que si queríamos algo diferente (en nuestro caso, sin espárragos) se lo dijéramos ya para que los tuvieran preparados y no tener que esperar mucho tiempo. Sobre el tamaño nos indicaron que con uno y un entrante comían dos personas tranquilamente… ¡y ni una ni otra!

Llegamos a las 10 al bar y salimos de allí a las 12 de la noche. Dos horas para comer un cachopo pequeño, una tapa de croquetas y un postre… y menos mal que encargamos los cachopos paran o tener que esperar demasiado. Tampoco es que el bar estuviera hasta los topes de gente porque es pequeñito, con unas 5 mesas de cuatro personas.

Hay que reconocer que el sitio está muy guapo, muy bien cuidado y en una ubicación muy idónea ya que tiene sitio para aparcar y estás al lado de un parque donde los niños pueden corretear a sus anchas, con columpios y jardines.

Pedimos unas croquetas y un cachopo para cada uno. Tardaron cerca de 25 minutos en traernos la tapa de croquetas y 40 en traer el cachopo. Si por lo menos nos hubieran puesto pan para amenizar la espera… En lugar de eso nos trajeron un pequeño aperitivo de salmón que estaba bueno, pero nos dio más hambre.

Llegaron las croquetas y nos llevamos una gran alegría. La espera había merecido la pena porque, sin duda, son unas de las mejores croquetas que probé nunca. Eran grandes, caseras y bien rellenas con unos tacos bien diferenciados de embutidos ibéricos (jamón y cecina). Lo que no esperábamos era que sería la única alegría de la noche.

Después de terminar las croquetas y esperar un buen rato, llegó el cachopo. ¿Para dos? Sería para dos pajarinos porque era bastante pequeño comparado con lo que suele ser un cachopo de los que comemos por ahí. La presentación, un 10, visualmente era de aplaudir, pero decepcionó del todo para lo que esperábamos. Os recuerdo que era el cuarto puesto del concurso de TODA ASTURIAS.

Venía acompañado de crujiente de patata y yuca y tres mermeladas diferentes que le daban un toque original, pero ¿quién concibe un cachopo sin unas buenas patatas fritas? Me parece muy bien que la gente innove, pero con lo tradicional (y que funciona) no se debería jugar.

La verdad es que el cachopo estaba bueno, con carne tierna y un buen relleno de queso provolone y jamón, y llevaba un rebozado con un pan especial japonés (Panko) que no absorbe grasa y, por tanto, no se queda aceitoso. Estaba rico, pero en mi opinión no tenía la sensación de estar degustando un cuarto puesto hablando únicamente de sabor (que creo que es lo importante)… repito, en mi opinión.

Por último pedimos unos postres. Son más de postres «delicatessen», nada de tartas de queso, tartas de la abuela ni cosas de esas típicas que siempre te gusta encontrar en una carta y que (casi) siempre triunfan. Yogures griegos, brownies… ya sabéis.

En resumen, si alguna vez vuelvo espero que hayan solucionado el tema de la espera a la hora de comer/cenar. Merecería la pena volver aunque sólo fuera por esas deliciosas croquetas.