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Como estuve fuera de Asturias un tiempo, al volver echaba mucho de menos el cachopo así que convencí a los amigos de irnos de excursión gastronómica un
domingo a comer. No sabíamos muy bien donde ir, hasta que recordamos la recomendación de un familiar sobre este restaurante de Colloto, poco más allá del Tierra Astur, con el que no tiene nada que ver.
Se trata de un restaurante al lado de la carretera, con un pequeño parking. Se distingue enseguida porque el edificio tiene forma de llagar, muy bonito y muy asturiano. Por dentro es un restaurante grande, con dos comedores (uno con terraza en zona abierta) y una parte de barra para picar o tomar algo antes de comer que tiene una gran capacidad.La amabilidad de los dueños y los camareros (todos familia como descubrimos luego) es espectacular. Pendientes de nosotros en todo momento para que no nos faltara de nada, recomendaciones de entrantes para acompañar el cachopo … todo lo que se puede desear en un restaurante, parecíamos parte de su familia y eso se agradece.Ahora vamos con lo importante, la comida. Esta vez, con las recomendaciones, decidimos probar con un variado de tortos de maíz en lugar de las típicas croquetas. Nos trajeron dos bandejas de tortos con varios «condimentos»: picadillo, morcilla matachana, huevos y bacon. Estaba todo muy bueno, los tortos perfectos y el picadillo se podía comer sin miedo a posibles consecuencias posteriores, era suave y muy rico.En ese momento, llegó el cachopo, el plato estrella de la comida. Nos quedamos alucinados y
pensando «¿Dónde metemos esto ahora con los tortos que comimos?». Era enorme (véase foto comparativa con tenedor), para dos personas que coman muy bien, con una buena dosis de patatas y unos pimientos del Padrón que, como dice el dicho, «unos pican y otros non».
Estaba delicioso, posiblemente de los mejores que he comido nunca. La carne estaba tierna y jugosa, se masticaba fácilmente y entraba solo. Tenía un buen relleno de jamón y queso, que es lo que les falla a muchos cachopos. Se notaba que el jamón era del bueno porque no estaba para nada salado. El rebozado estaba perfectamente adherido a la carne y no se soltaba y acababa desparramado por el plato, podías dar sin problemas un bocado completo: carne, jamón, queso y rebozado. Además, no se hacía para nada pesado ya que el rebozado no esta aceitoso como en otros sitios.
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