Cicerone, Italiano en el Centro de Gijón

Ya sabéis lo que nos gusta a mi novia y a mí comer en italianos, así que esta vez fuimos al Cicerone. Yo quería ir al Danino pero ella me empezó a marear y que «vamos a otro que está ahí al lado». Di vueltas como un tonto y pasamos por calles que estaban llenas de gente, con lo que me empecé a poner de muy mal humor. Llegamos y entramos. Es un sitio en donde estaba todo el mundo fuera tomando algo. Dentro tenía un minicomedor y pedimos mesa para 2 en zona de no fumadores. Nos llevaron para la zona de atrás y mi mal humor dijo «estupendo! nos aíslan por ser no fumadores». Creo que la camarera me escuchó; no lo sé, pero lo supongo, y me tuve que tragar las palabras al descubrir que había un comedor separado por una cristalera con ceniceros en las mesas. !Es increíble! El primer restaurante en donde veo que realmente separan la zona de fumadores y no fumadores, y los fumadores en un comedor diseñado especialmente para ellos.

Mi novia pidió para comer Ensalada de pollo. Yo no pude resistirme y le comí la mitad. Viene en un bol grande que parece eterno con los mismos igredientes que en todos los sitios: Bacon, lechuga, cebolla, salsa especial de ensalada de pollo… Novedades: Esta ensalada trae también trozos de manzana y el bacon era distinto, más grueso, menos graso y más sudado, es decir, más cocido y menos frito. Es una ensalada distinta pero creo que no es mi favorita. Siempre echo de menos más cebolla en las ensaladas.

Yo pedí una pizza, cuyo nombre no recuerdo. Un día paso por ahí y miro el nombre. Lleva queso, jamón y chorizo. Sinceramente, me encantó. El queso muy fundido y abundante. El jamón hundido porque pesa más que el queso, chorizo cortado a modo de pepperoni (era pepperoni) y la masa sabiendo a pan. También lleva aceitunas, aunque juraría que en la carta decía que eran verdes y vinieron negras. Hubiera prestado más que estuvieran troceadas. No prestaron las aceitunas porque mientras esperas por la comida te traen un platito con aceitunas, cosa que se agradece, y te entretienes comiendolas y raspando el hueso, pero en la pizza no me presta hacer lo mismo. Vino ardiendo, cosa que agradezco (me encanta comer caliente). Lo único que no me gustó fue el pepperoni. Demasiado fuerte para mi gusto. Muy picante y muy fuerte de sabor, conbinación fatal para poder saborear el resto de ingredientes. La próxima vez que vaya, que iré, tengo que probar la misma pizza que probé pero sin pepperoni. Ojalá sea el mismo queso… de los más prestosos que encontré.

Pues lo dicho: Un buen sitio, sin duda. Estresante por fuera, por la cantidad de gente que hay, pero relajante en los comedores, por lo menos temprano. Luego se fue llenando de gente pero se estaba bien y había muchos camareros.